Mira a tu mar, esa substancia ignota.
Vive al mar. Tú puedes abarcarlo.
Vibra el mar. Todo. Y cada gota.
¡Y tu espíritu comprende tal milagro!

Diosa del mar, sin tí él no palpita.
Diosa, al mar con tu baño has bendecido.
Del mar la Diosa, tu alma es infinita.
¡Dichosa gota la que te ha tañido!

Tu mar duerme. Áurea tarea el despertarlo.
Y lo haces gota a gota. Aunque el Rocío
vencer te quiere, brava logras dominarlo.
¡Salva a las olas de morir de frío!

Una gota te escribe. Estaba helada, mas tu mano
ardiente le abrió las puertas del ansiado Olimpo de oro.

Mas sé que es sólo tuyo el monte soberano.
... Ya fue mío el instante.
      Es su fuego profundo el que memoro.







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